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Los resultados están sobre la mesa, aunque no son oficiales creo que no cambiaran mucho. Mas allá de las diferencias numéricas entre el Si y el No, necesariamente habrá que tener una lectura política como las acciones que tendrán que seguir.
Sinceramente tenemos que encontrar la política del pacto o seguimos con la del enfrentamiento; ya se planteo un pacto político (dirigencia prefectural y cívica) y otros una coordinación en la implementación de la NCPE (gobierno nacional), pero aquí entran en juego como siempre los miopes políticos: los del desacato, los del estado federado: el oriente y occidente y los que se cierran en que se gano y punto.
Un pacto sobre la nueva constitución es imposible porque ya fue aprobada, creo que el pacto será en la forma de implementarla y ahí entra la coordinación, no solo entre oposición y oficialismo sino la ciudadanía en sí, ya que los que harán funcionar el estado es el ciudadano.
Es necesario que las dirigencias nacionales partan del reconocimiento del otro y no negarlo, es ridículo escuchar que el NO gano en cinco departamentos desconociendo a la mayoría y la ley, al mismo tiempo estos no pueden negar una gran parte del SI en sus propias regiones. También creo que, desconocer que hay un buen porcentaje de personas que dijeron NO es una muerte política y del proceso en si. Es necesario acercarse a ellas para construir un nuevo país, ya que la misma nueva constitución entre sus muchas características nos habla de reconocimiento del otro, no solo en términos culturales sino sociopolíticos.
Precisamente este juego del desconocimiento, impuesto y argumentado más por los opinólogos, analistas políticos y medios privados que por la misma dirigencia, nos lleva a más polarización.
La preocupación inmediata es la forma de implementar la nueva constitución en beneficio de todos los bolivianos, los del SI trataran de hacerla y los del NO desacreditaran toda acción de la nueva ley, ante esto, es necesario encontrar niveles medios en acuerdos para su implementación, y no hablo de decretos por un año, sino en las leyes que reglamentaran dicha constitución y su diferentes regímenes.
La oposición innegablemente tratará hasta diciembre desacreditar la nueva constitución aunque haya ganado el si o haga acuerdos, pues su punto culminante será ese mismo mes en las elecciones nacionales para presidente y representantes a la asamblea legislativa plurinacional, se trata de ocupar más curules e incluso la presidencia del país.
El gobierno tratara de hacer cumplir la ley mediante la coordinación y acuerdos realizados, y en algunos casos hará imponer leyes mediante decretos, porque si les va mal en las elecciones de diciembre creo sinceramente que nos olvidemos de la NCPE, o por lo menos, como hasta ahora la hemos conocido.
No perdamos de vista que la pelea no solo será entre el oficialismo y la oposición, ya que el escenario electoral brinda espacios y abre como abanico a muchas agrupaciones políticas la opción de participar en este proceso, imagínense lo que será la visión de cada una de ellas y las sorpresas de las alianzas que harán entres estas, además, de partidos de la vieja guardia que resucitaran en este momento electoral.
Complicado el año que nos espera, no solo en términos políticos sino también en términos legales, ya que estaremos casi en un limbo judicial y a la interpretación del cualquier parroquiano en su ejecución, habrá que aclarar el tema a la mayoría de la población lo que sigue ahora.